Buenos Aires by night
INFO
Brizuela, Leopoldo. “Buenos Aires by Night” de Hernán Marina. Texto muestra Instituto de Cooperación Latinoamericana de Buenos Aires. Publicado en Revista Barbaria.
Las obras de Hernán Marina toman como punto de partida un género nuevo: las “infografías”, esos relatos hechos de imágenes que aparecen, en ciertos diarios, junto a ciertas noticias, en general las más cruentas.
A diferencia de la ilustración tradicional, que complementaba el texto escrito y lo enriquecía con la interpretación del ilustrador, la “infografía” se presenta como un relato alternativo, una narración diferente de los mismos sucesos,que el lector puede preferir a la narración escrita si acaso está apurado o ha perdido la antigua paciencia de leer palabras. Por otro lado, lejos de enriquecer el relato escrito, la infografía lo reduce a unos pocos elementos que representa por medio de íconos, esos signos de la informática que, en este caso, son articulaciones de la lengua del “relato infográfico”; significantes, en fin, de núcleos narrativos detectables en todos los relatos existentes, esencias que compartiría toda experiencia humana.
No sorprende que las secciones más sensacionalistas de los diarios postulen, incluso, que el lenguaje de la infografía es un lenguaje preferible al lenguaje escrito. A diferencia de las palabras, viciadas de polisemia, la infografía permite, o mejor dicho, obliga a una única interpretación. A diferencia de los idiomas corrientes, la infografía puede ser decodificada universalmente, como las leyes divinas para quienes creen en ellas: nada puede suceder en Buenos Aires o en Roma, en Kuala Lumpur o en Groenlandia que sea irreductible a los mismos íconos propios, incomprensible por su sabiduría tecnológica y globalizada.
Las obras de Hernán Marina nacen para contradecir estos postulados, y su virtud más sorprendente es, acaso, que los desmienta usando el propio lenguaje infográfico, agravándolo, forzándolo, llevándolo al límite de su propia inutilidad y su ridiculez. Un material que ni siquiera es feo, y que no permite, siquiera, demostración de virtuosismo alguno. La belleza de estas obras de Hernán Marina, como las de toda obra de vanguardia, nacen de la representación novedosa de verdad, que después de la experiencia artística nos parece más rica y más misteriosa.
Hernán Marina agrava, lleva al límite, decía, y esto vale tanto para lo relatado en sus obras como para la forma en que lo relatan. Entre muchos hechos realmente ocurridos, Marina selecciona aquellos que revelan inequívocamente la brutalidad del sistema político o la gravedad de la desintegración social: un ascensor repleto de obreros cayendo en un edificio de Catalinas Sur, un grupo de chicos de la calle apedreando un ómnibus de lujo en la Autopista a La Plata.
Para representarlos, y así como las infografías relatan con una invariable economía de colores, Marina trabaja, no diría yo con blanco y negro, sino con luz y oscuridad. La luz dibuja íconos que, quizás por su habitual aire infantil, lucen siniestros como hace un siglo lo eran el blanco de las sábanas de los fantasmas o los huesos de los muertos que aparecían en los cuentos de terror. La sombra, en las obras de Marina, oculta todo lo que el sistema primero victimiza y luego relega al olvido, al silencio. Luz y oscuridad sugieren, así, en lugar del orden inmóvil y armónico de la infografía, nuestra secreta guerra cotidiana.
Por último, podríamos decir que éstas son obras, también, llenas de humor, un humor que proviene directamente del amarillismo y del estilo bizarro del cierto periodismo. Pero este humor es, como en tantos casos, el último paso antes de la desesperación absoluta. La risa de Hernán Marina, amarga y contenida, es una de nuestras últimas defensas contra la alienación, la muerte, la oscuridad definitiva.
Leopoldo Brizuela
Montornés, Frederic. “Buenos Aires by Night” de Hernán Marina. Texto en Catálogo Colección MUSAC (2010). /Montornés, Frederic. “Buenos Aires by Night” by Hernan Marina. Published in Catalog MUSAC Collection 2010
Buenos Aires by Night, 2001-2005
Nacido en Buenos Aires en julio de 1967, Hernan Marina es un artista formado en sociología por la Universidad de Buenos Aires y dedicado por completo a la investigación artística tras un largo periodo de actividad laboral vinculado a agencias y consultorías de investigación de mercado, opinión pública y organización empresarial. Entendiendo que el arte y la vida son una sucesión de acontecimientos cuya importancia depende del modo en que nos afectan, la obra que este artista viene realizando desde el final de los seminarios en dirección de arte para publicidad que sigue en los Estados Unidos, y de un viaje que lo lleva a recorrer Europa en 1996, se podría considerar como la radiografía de los episodios que han venido moldeando su pensamiento y la razón de su aproximación al hecho artístico, en primer lugar, desde perspectivas analíticas y posteriormente desde un registro de carácter más personal. Por bien que su vocación de analista es lo que le impulsa a cursar estudios en sociología, lo primero que le influye en su decisión de acercarse al arte son, además de la imperiosa necesidad de hacerlo, los conocimientos que va adquiriendo en el desarrollo de su carrera y la perspectiva desde la cual se ve impelido a analizarlo todo. Bajo el influjo de la lógica de la cultura organizativa destinada a mejorar los estándares de calidad y servicio a partir de la apertura económica y la sobreoferta de bienes en su país, su obra se empieza a configurar sobre la base de una posición escéptica siguiendo los modelos del lenguaje publicitario y la cultura digital, es decir, a través de imágenes pulcras y perfeccionistas, diseñadas principalmente en colores planos y llamadas a cuestionar las pautas del arte a partir de una visión irónica de la realidad y articulada sobre la base de unos parámetros estéticos y conceptuales de cariz corporativo. Dedicado a cuestionar la vinculación entre la imagen y el texto, así como la difícil aproximación a la obra de arte a través de la sensibilidad y con la distancia que le proporciona el acercamiento a la cultura del management y el marketing a través de los cursos que realiza en torno a la capacitación, los gráficos, los diagramas, los pictogramas y la abstracción que opera sobre el pensamiento de la sociedad a partir de la racionalidad instrumental, la obra que produce entre mediados de la década de los noventa y los dos mil, es el reflejo de la vida que se desarrolla en un entorno regido por las leyes del mercado y donde todo tiene su precio. Un entorno donde el sujeto es entendido tanto como consumidor como trabajador y proveedor de sus propios bienes y servicios. Es decir, como el actor y espectador de sus propias actuaciones.
Si a partir de 2003, y coincidiendo con el fin de su actividad en el ámbito estrictamente laboral, Marina se aleja de la imaginería propia de la cultura corporativa para adentrarse en otros ámbitos artísticos destinados al estudio de la subjetividad a partir de experiencias contadas en clave de ficción y el uso del vídeo como lenguaje expresivo, los factores que influyen en su producción hasta aquella fecha, además de los que proceden de su ámbito laboral, son los que se derivan de los patrones dominantes del arte argentino de los noventa y su pasión por la imagen fría y sintética. Con la pintura de Pablo Siquier a la cabeza de una tradición que arranca en los movimientos de la modernidad porteña de los años cuarenta —a saber, el Arte Concreto-Invención y el Madí— y que desde planteamientos abstractos y experimentales se erige en contra de la representación, la expresión de tradición romántica y las restricciones impuestas por el formato del cuadro a la pintura, otra de las afinidades que se perciben en la obra de Marina podría ser las heliografías de León Ferrari realizadas durante su exilio en San Pablo durante la década de los setenta. Se trata de una obra en la que, a través de la combinación de figuritas de letraset con vistas cenitales de planos urbanos, arquitectónicos y plantas de apartamentos, se pone en evidencia la crisis de las relaciones humanas en el contexto de la ultra-urbanización y de la rutina como norma. Un alegato en contra de la mecanización, el automatismo y la circulación sin destino del que también se hace eco Guillermo Kuitca en sus mapas imaginarios y sus caóticas plantas de teatros y diagramas.
Buenos Aires By Night es una serie de siete impresiones fotográficas en blanco y negro realizada por Hernan Marina entre 2001-2005, e incluida en la producción que lleva a cabo durante la época en que el tiempo que dedica al arte lo extrae como puede del que le resta de su actividad laboral. Basada en el género periodístico de la infografía, es decir, el más común en la prensa gráfica argentina, en especial para la representación fría y distante de sucesos, accidentes o noticias caracterizados por su brutalidad o violencia, la serie de siete imágenes que configuran este grupo de “relatos gráficos alternativos” surgen de un episodio vivido por el propio artista y del hecho de pensar que, por su proximidad al lugar y fecha de los hechos, podría haber sido él el protagonista de lo que vivió.
Seleccionadas quizás por el hecho de desvelar la brutalidad de un sistema político, la gravedad de la desintegración social, el desengaño de una existencia humana hasta el final de sus días, etc., las imágenes en las que, a través de la decodificación universal de la infografía, se tiene acceso a esta deliberada selección de acontecimientos, reflejan el interés que tiene el artista por la contradicción que a menudo existe entre lo que ocurre y el modo en que se cuenta, entre qué contar y el modo de hacerlo, en suma, entre lo que pasa y el modo en que nos afecta.
Construidas sobre la base de la selección hecha por el artista a partir del dibujo que, en su día, apareció publicado en prensa, traspasadas a blanco y negro y reproducidas a gran escala sobre papel fotográfico brillante tras haber sido redibujadas, alteradas y enriquecidas en distintas capas y niveles de transparencia con efectos de luz, visiones fuera de foco y ese aspecto tan especial que a la vez que nos informa de un acontecimiento nos lo presenta como si fuera una ficción, las siete obras que componen esta serie constituyen un ataque en toda regla a esos ejercicios de interpretación al que nos vemos sometidos desde cualquier ámbito de la comunicación. Partiendo de un mundo que, como el periodismo, es susceptible de crear conciencia entre la población que lo consulta y/o consume, la realidad a la que se refiere Marina tras varias capas de maquillaje es aquélla de la que nadie desea escuchar una sola palabra.
Frederic Montornés
Pérez Rubio, Agustín. “Ironías del acontecimiento” (2002). Catálogo muestra “Buenos Aires by night”, Doque Barcelona.
HERNÁN MARINA
IRONIAS DEL ACONTECIMIENTO
Por primera vez tenemos la oportunidad en España de poder apreciar la obra de Hernán Marina con calma y detenimiento, en su primera muestra individual en nuestro país. Siendo uno de los artistas emergentes y de gran caudal artístico y trayectoria en su país natal Argentina, donde ha conseguido prestigiosos premios y participado en importantes eventos, Marina ha visitado en otras ocasiones nuestro país, tanto en las últimas ediciones de ARCO con las galerías Gara y Luisa Pedrouzo de Buenos Aires, como en exposiciones o eventos artísticos, pero en todos ellos sólo hemos podido apreciar fugazmente la inteligente, irónica y sociológica propuesta de este artista.
Interesado desde hace algún tiempo por los trabajos de Marina, me llamaron la atención sus piezas donde aunaba por una parte aspectos sociológicos que tenían que ver con la economía de mercado, las relaciones laborales, o bien con los estudios estadísticos, junto al diseño y pulcritud estética, y a una cierta cosmogonía del hombre contemporáneo inmerso en esta sociedad fluctuante donde la economía forma la base de un sistema de vida. Estos trabajos con un marcado carácter minimal en su presentación fueron la base de obras posteriores donde Marina, más desenvuelto y liberado de prejuicios artísticos y sociales, suelta amarras en beneficio de una sarcástica ironía y en un acto artístico liberador. De esta manera nos encontramos con la serie Buenos Aires by night, que se exhibe ahora en el Espacio Doque de Barcelona.
¿Qué es Buenos Aires by night? Hernán Marina, a través de estas impresiones fotográficas de gran formato, adopta la disciplina y el mundo de la infografía periodística como object trouvé por el cual, él mismo y a través de una consecuente y concienzuda selección, expondrá algunos de los más terribles sucesos y hechos trágicos acaecidos en la ciudad de Buenos Aires, haciéndonoslo ver bajo un punto de vista diferente. Me gustaría apuntar que a diferencia de nuestro país, los croquis o infografias periodísticas en Argentina son tratados con un rigor, atención y bajo un trato especial. Todas aquellas noticias de sucesos de carácter violento, dramático, etc., son estudiadas y llevadas a la explicación infográfica por los expertos que trabajan para los periódicos, llegándose a plantear a la infografía periodística como una especie de sección o bien como un nuevo medio de expresión informativo en sí mismo. De esta manera se entiende mejor que Marina, no siendo ajeno a este catalizador informativo y bajo su pasión por el diseño y por una señalística de íconos y logos, haya pasado a ver en estos dibujos su fuente de inspiración. De todos modos la labor y logro de Marina, repito, es más una actitud que una expresión primeriza. Irónica y corrosivamente, él ha seleccionado una serie de infografías que hacen referencia a acontecimientos violentos o dramáticos transcurridos en el Buenos Aires nocturno. Así, tras ese negro que las dota de un elegante misterio, Marina traduce a través de rayos lumínicos estas siluetas, estas estructuras que nos remiten con sus puntitos, sus líneas, y sus cruces a disparos, caídas o choques, etc. De ahí los títulos de las piezas que bien podrían ser los titulares bajo los que se enmarcaban esas infografías en los periódicos: “Escape mortal”; “El trágico final de un ídolo”; “Cruce fatal”; “Tragedia en la madrugada”; “Un ataque sorpresivo”, etc.. Estos títulos descontextualizados de su lugar, de su ubicación periodística y llevados a este terreno artístico, hacen que estos titulares suenen huecos y totalmente desdramatizados del verdadero alcance de la tragedia a la que hacen referencia. Más bien parecen titulares de ridículas películas de acción americanas. Por esta razón, de la misma forma que esta descontextualización y traducción en otro contexto cambia los significados y sentidos de las palabras, así ocurre con los propios dibujos. Al traducir la violencia, agresividad o dramatización del hecho real a través de una técnica pulcra, que se basa en las reglas del diseño para la labor y comprensión, vemos que esta traducción erradica la realidad del acto convirtiendo a las infografías en dibujos de niños, en una especie de explicaciones absurdas donde las balas ahora son rayitas, donde un accidente es una cruz o un cadáver es una silueta con un círculo. Aquí se hace patente el límite del periodismo aséptico, pulcro. Si bien no somos conscientes del propio acto al que remiten, Marina nos lo recuerda con una ironía que bien parece que él también ande jugando con estas siluetas de personitas, aunque sean obreros de la construcción que cayeron al vacío en un ascensor, o aquel conocido cantante argentino que dejó su vida al volante, para darnos cuenta y hacernos patente que la vida es una total, tremenda e incomprensible ironía.
Agustín Pérez Rubio
Agustín Pérez Rubio es chief curator del MUSAC (Museo de Arte Contemporáneo de Castilla y León). Nació en Valecia (España) en 1970. Ha comisariado muestras internacionales como curador independiente (“Bad Boys”, Bienal de Venecia)y ha dado conferencias sobre arte internacional en distintos foros internacionales.
Lebenglik, Fabián. “Turismo violento y erotismo”. Página 12. Agosto 2001
Turismo violento y erotismo
Por una parte, fotografías que utilizan e invierten la estética infográfica. Por la otra, moldes de partes anatómicas que transfiguran la arquitectura en erotismo.
Por primera vez tenemos la oportunidad en España de poder apreciar la obra de Hernán Marina con calma y detenimiento, en su primera muestra Los diagramas de Hernán Marina (Buenos Aires, 1967), basados en el género infográfico, modifican sin embargo la estética de ese género periodístico e informativo: desde la perspectiva de la línea son muy similares, pero esa línea, en Marina, es el resultado de una imagen fotográfica tomada de una fuente de luz blanca que parece ser de neón. Como los diagramas del artista remiten a escenas de violencia urbana porteña, el efecto de los fondos negros que irradian líneas de luz blanca evocan y suponen un estética “Buenos Aires by night” –tal el título de la serie–.
Marina estudió dibujo y pintura, y cursó seminarios de dirección de arte en Estados Unidos. Presentó algunas exposiciones individuales y colectivas. El año pasado recibió una mención en el Salón Nacional; participó de la III Bienal de la Crítica (Museo Castagnino, Rosario); la Feria Arco de Madrid (en la sección Cutting Edge, a la que fue invitado nuevamente en la edición 2001) y también participó del Primer Festival Internacional de Investigación Artística de Valencia.
Ante las obras de Marina, el espectador pasa a ser el turista accidental que recorre con la mirada una ciudad fantasmagórica e infográfica. Lo que se ve es el más frío de los artificios, nacido al calor de las noticias. Las diferentes escenas reconstruidas por Marina –no importa si reales o ficticias en cuanto a su verdad histórica– resultan absolutamente verosímiles en el contexto argentino. Si por una parte estas obras suponen cierta universalidad (por la ausencia casi total de particularidades), como resultado del borramiento de las características y diferencias propio del costado imperial de los sistemas informativos globales, por otra parte estos trabajos de Marina construyen una visión fantasmal y sombría, casi radiográfica del clima social (irradiaciones de luz sobre negro, como con los rayos X). El aspecto fantasmal también se verifica formalmente en la obra, dado que el recorrido de las líneas de neón proyecta una sombra sutil que acompaña, en otro registro lumínico, el trazo; algo así como los pentimenti pictóricos pasados por el tamiz de la tecnología.
Las reconstrucciones de los crímenes, accidentes, catástrofes y escenas violentas que aparecen en las infografías de los diarios, generalmente coloreadas, tienen un carácter tan naïf como adocenado, que borra el factor humano y reduce todo al plano de las leyes de la física. La infografía oculta la tragedia a través de diagramas anodinos y anónimos porque configuran una clase de reconstrucción aséptica, vaciada de violencia: la caída libre de un ascensor con obreros se reconstruye en la infografía como el efecto de la ley de Newton. Los balazos dirigidos por francotiradores contra un automóvil se transforman en una secuencia de rayitas que indican la trayectoria de los proyectiles hasta hacer impacto. La idea de sucesión y movimiento se esquematiza con flechitas y con la repetición de, por ejemplo, las sucesivas posiciones y derrapes de un automóvil baleado que a partir de recibir los impactos de bala comienza un recorrido errático y final hasta dar contra un árbol.
Además de artista plástico, Hernán Marina es sociólogo, y desde la producción artística invierte y mina desde adentro los usos generalizados de la sociología, convertida hoy en una ciencia auxiliar del marketing comercial y político en vista de su destino de productora infinita de encuestas y de tortas estadísticas asépticas que ven a los congéneres sólo como consumidores.
En la segunda sala del ICI se exhibe la muestra de Analía Segal (Rosario, 1967). Se formó en artes plásticas y diseño, en la UBA y en la New York University, y recibió varias becas y distinciones. Desde hace dos años vive y trabaja en Nueva York, donde realiza exposiciones y es docente.
Al entrar a la sala blanca, el visitante se encuentra con un espacio vacío. La sutil obra de Segal aparece después, inscripta en las paredes ylas columnas, se trata de relieves y saliencias de yeso que visualmente constituyen al mismo tiempo una continuidad perfecta –en color y textura- con la arquitectura, pero al mismo tiempo una ruptura profunda de forma y sentido. Se trata de pliegues, saliencias y perforaciones tomados de moldes corporales: vaginas, anos y demás porciones del cuerpo que forman parte del ambiente, profundamente inquietantes y sensuales en su delicadeza y suavidad, pero también pudorosos en su blancura y frialdad.
Los pliegues, relieves y perforaciones inscriptos en las paredes y columnas a veces resultan anatómicamente reconocibles y a veces son muy ambiguos. Están colocados a distintas alturas, en zonas muy visibles, pero también en lugares inesperados. A medida que la muestra va siendo “descubierta”, el espectador busca y toda marca en la pared pasa a ser motivo de rastreo, también las tapas de los enchufes o las cerraduras y picaportes. Segal obliga al visitante a poner el ojo en la materialidad arquitectónica, que se transforma de manera inquietante. A veces la obra de la artista se reparte en grupos, como una erupción de pezones en la pared. A veces aparece a modo de molde solitario. Más allá de las asociaciones y fantasías que la obra despierta, surgen diferencias entre las mismas partes de distintas personas. Los moldes, tomados del círculo de amistades de la propia artista, cuentan con un “mapa” o “manual” de referencias, en el que se indica, al modo de símbolos, un nombre para cada anatomía. La obra también remite a un dato urbano curioso e igualmente sugestivo: las sensuales ranuras que el Banco Itaú colocó en las columnas anaranjadas de entrada de sus locales, para pasar la tarjeta de débito. Sólo a una firma brasileña podría habérsele ocurrido tal diseño para una operación bancaria, relacionando sensualidad y dinero. En este sentido, las eróticas aplicaciones arquitectónicas de Analía Segal van teniendo aplicación edilicia en la vida urbana.
También presenta el video “The Tourist”, que consiste en un lento, minucios y ambiguo recorrido “turístico” por el territorio corporal, a una distancia ínfima, con lente macro. De modo que los pliegues, texturas, poros, vellosidades y movimientos sugieren un paisaje abstracto, pero también una situación erótica imposible de precisar. Todo está mostrado de tal modo que al mismo tiempo se exhibe demasiado, pero se deja librado a la imaginación y al acompañamiento de los espectadores.
Fabián Lebenglik
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